El 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales.
Según los últimos datos facilitados por Naciones Unidas, la mujer rural representa una cuarta parte de la población mundial, trabajando como agricultoras, asalariadas y empresarias. A día de hoy menos del 15% de los propietarios de tierras de todo el mundo son mujeres. En las zonas rurales, la brecha salarial de género llega al 40%. Esto significa menor seguridad de ingresos; menos poder de decisión en hogares y comunidades; imposibilidad de acceder al crédito para empezar un nuevo negocio o mejorar la productividad.
Pero cuando hablamos de mujeres rurales no solo hablamos de mujeres que trabajan en el campo. También hablamos de mujeres que en el medio rural, de la denominada España Vaciada, que buscan oportunidades para sacar adelante un negocio propio u ocupar posiciones de responsabilidad en el mercado laboral. Ya sean como abogadas, maestras, doctoras o autónomas, entre otras muchas.
Estudio mujer rural e igualdad de genero
El medio rural ya de por sí tiene sus dificultades, así lo demuestran los últimos estudios que analizan entre otros aspectos la demografía, el trabajo, el uso del tiempo y los estereotipos y roles de género.
Un estudio en el que participaron agentes sociales e instituciones implicadas en el desarrollo rural demuestra cómo está enfocada la segregación vertical de las mujeres y cómo se concentran. Refleja que las mujeres se sitúan en las posiciones inferiores de la jerarquía laboral y ocupando puestos de personal no cualificado y personal administrativo. Los hombres, sin embargo, tienen mucha más presencia en puestos de poder y responsabilidad.
Trabajo de las mujeres en el medio rural
– Se observa el aumento de la participación de las mujeres en el empleo, con una tasa de empleo femenina del 51,6%, frente al 49% registrado en 2011 y la reducción de la brecha laboral de género con respecto a hace una década que es en la actualidad de 9 puntos porcentuales.
– Aunque disminuye la brecha salarial de género en las categorías centrales, las mujeres continúan sobrerrepresentadas en salarios inferiores a 600 euros y los hombres en los superiores a 1.601 euros.
– El empleo femenino, tradicionalmente centrado casi en exclusiva en el sector servicios, gana cotas de diversificación y cobra importancia también en el sector industrial (debido al peso del empleo femenino en la industria manufacturera).
– Continúa observándose segregación horizontal y vertical del mercado laboral en el medio rural, aunque los valores registrados son menos extremos que los registrados hace una década.
– Las mujeres continúan encabezando los puestos de trabajo a jornada parcial –el 28,0% de las mujeres tienen jornada parcial, frente al 19,7% de los hombres–.
– El empresariado continúa siendo mayoritariamente masculino mientras que las mujeres predominan en los puestos asalariados, aunque las diferencias entre mujeres y hombres parecen acortarse con respecto a hace una década.
En cuanto a la segregación horizontal, aunque en ambos sexos el sector servicios ocupa a la mayor parte de la población (52,6%), en este sector se concentran más mujeres (78,5%) que hombres (41%). Así mismo, las mujeres tienden a ocuparse en empleos tradicionalmente femeninos y los hombres en empleo tradicionalmente masculino. Además existe una discriminación salarial de género: las mujeres están sobrerrepresentadas en los rangos salariales entre los 400€ y los 1.000€ mientras que los hombres lo están entre los 1.001€ y los 1.400€.
La mujer rural en el sector agrario
Las mujeres representan más de un tercio de las personas que trabajan en las explotaciones agrarias familiares. En la mayor parte de los casos, tan sólo los hombres figuran como titulares de las explotaciones mientras que ellas aparecen como cónyuges en la categoría de “ayuda familiar”. Para cambiar esta realidad, en 2012 entró en vigor la ley sobre titularidad compartida de las explotaciones agrarias con el objetivo de profesionalizar la actividad agraria de las mujeres, mejorar la participación femenina en las organizaciones agrarias, visibilizar su trabajo en el campo, mejorar la calidad de vida en el medio rural y ayudar al asentamiento de la población rural.
Hoy en día, la visibilidad de la mujer rural ha aumentado gracias a Internet y las redes sociales. Un vistazo a Instagram nos permite ver cómo muchas mujeres, en su mayoría jóvenes, reivindican y muestran su trabajo diario en el campo, participando en tareas agrícolas. Estas mujeres comparten con total naturalidad su día a día, ya sea al volante de un tractor, realizando labores ganaderas, o apoyando a otros agricultores en actividades de asesoría y control de explotaciones. Estas pequeñas grandes influencers desempeñan un papel clave al demostrar que es posible vivir del campo siendo mujer.
Premios Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales
Con el objetivo de poner en valor el trabajo de la mujer rural, se convocan anualmente los Premios de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales. Estos galardones reconocen proyectos originales e innovadores que fomentan el emprendimiento de mujeres en el territorio, así como actividades o iniciativas que destacan su labor en el medio rural. Los premios se dividen en cinco categorías:
- Excelencia a la innovación en la actividad agraria.
- Excelencia a la innovación en la actividad pesquera o acuícola.
- Reconocimiento a la innovación en diversificación de la actividad económica en el medio rural o zonas costeras rurales.
- Excelencia a la comunicación.
- Reconocimiento especial por la trayectoria vinculada al apoyo a las mujeres en el medio rural.
¿Hay futuro en el medio rural?
La baja natalidad dificulta el relevo generacional, y muchas mujeres se cuestionan si existe un futuro en el medio rural. Las grandes ciudades resultan atractivas para quienes buscan emigrar en busca de oportunidades lejos de casa. Para los pueblos, el reto es lograr una mayor integración territorial de las zonas rurales, promoviendo una relación complementaria entre el ámbito rural y el urbano, y fomentando un desarrollo sostenible en el entorno rural.
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