Este sistema de distribución de los sarmientos permite adaptar el viñedo a las condiciones más extremas del cambio climático.
Los estudios sobre el mundo del vino siguen sorprendiéndonos. Un reciente trabajo realizado por el equipo del CIDE (CSIC – Universitat de València – Generalitat Valenciana) ha revelado los beneficios de inclinar la espaldera de la vid 30° hacia el oeste. Esta innovadora adaptación de la tradicional espaldera vertical mejora la composición de la uva y del vino, demostrando que una ligera modificación en la orientación de la vegetación puede marcar una gran diferencia en la calidad final del producto.
Publicado recientemente en acceso abierto en la revista OENO One, el estudio destaca esta técnica como una posible solución para enfrentar el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. En viñedos conducidos en espaldera con orientación norte-sur, la más común en España, inclinar los sarmientos hacia el oeste optimiza la exposición al sol y mejora la madurez fenólica de la uva, lo que resulta en vinos con un mayor color y perfil sensorial.
Más color, sabor y frescura
La clave está en optimizar la exposición al sol: las hojas y racimos reciben suficiente radiación solar durante las mañanas, mientras que quedan protegidos del intenso calor de la tarde. Esta técnica potencia los compuestos fenólicos de la uva, responsables del sabor, color y frescura de los vinos. Según explica Diego Intrigliolo, investigador del CSIC y coordinador del trabajo, esta estrategia no solo mejora la calidad de la uva, sino que abre la puerta a crianzas más largas en vinos de alta gama.
Adaptación sin cambiar el viñedo
Uno de los grandes beneficios de esta práctica es su simplicidad. No requiere cambiar el material vegetal ni reubicar el viñedo, algo crucial en tiempos de cambio climático. La técnica puede implementarse con un sistema de espaldera plegable, compatible con la mecanización de los viñedos, lo que facilita su adopción en explotaciones de diferentes tamaños.
Además de mejorar el vino, esta técnica ayuda a mitigar los efectos del estrés hídrico en las cepas. Al reducir la radiación solar en las horas de mayor evaporación, las plantas enfrentan menos pérdida de agua, una ventaja clave en climas cálidos y secos como el de Requena (Valencia), donde se llevó a cabo el estudio con la variedad Bobal.
Innovación frente al cambio climático
El cambio climático es un desafío constante para los viticultores. Hasta ahora, las estrategias para enfrentarlo han incluido desde la reubicación de viñedos hasta cambios en las variedades de vid. Sin embargo, este estudio apunta a una solución más accesible y sostenible: adaptar el manejo del dosel vegetal inclinándolo 30° hacia el oeste.
El análisis de los vinos obtenidos con esta técnica reveló mayores concentraciones de ésteres y alcoholes superiores, lo que se traduce en un perfil aromático más atractivo. Según los investigadores, esta orientación mejora el microclima del racimo y reduce los efectos negativos del calor extremo, asegurando un mosto de alta calidad incluso en condiciones adversas.
Conclusiones sobre inclinar la espaldera de la vid
Las conclusiones de este estudio no solo benefician a la viticultura, sino que podrían aplicarse en otros cultivos que requieran un manejo eficiente de la radiación solar. Esta técnica, que equilibra calidad y sostenibilidad, se posiciona como una herramienta valiosa para enfrentar los retos que el cambio climático plantea a la agricultura.
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