Preocupación entre agricultores de la región por las bajas temperaturas de finales de abril.
Días atrás, la AEMET avisaba de la presencia de una masa de aire ártica que desplomaría los termómetros este 23 de abril en diferentes zonas de Castilla-La Mancha. Lamentablemente, las previsiones se han cumplido dejando temperaturas bajo cero en algunos municipios de la meseta central.
La preocupación que el aviso había generado entre los agricultores se ha constatado este mismo día a pie de campo cuando, en el caso de los viticultores, han visitado sus viñedos.
Las altas temperaturas, más que primaverales alcanzadas durante las últimas semanas, hicieron que muchos viñedos saliesen de su estado de dormancia y dieran paso a un nuevo estado fenológico dentro de su ciclo vegetativo. El lloro de la vid y la posterior brotación había llenado muchos campos castellano manchegos de color verde.
Ahora, las temperaturas extremadamente bajas han dañado los brotes tiernos en desarrollo de la vid, lo que reducirá significativamente la producción de uvas. Esto no solo afecta la cantidad de vino que se puede producir en ese año en particular, sino que también puede tener repercusiones a largo plazo en la salud de las plantas y la estabilidad económica de los viticultores.
Aquí, un ejemplo del efecto de las bajas temperaturas la noche del 22 al 23 de abril.
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