Urge la necesidad de encontrar soluciones concretas y operativas para la agricultura
Los agricultores europeos dicen basta. Las protestas se extienden por los principales países de Europa: Francia, Alemania, Rumanía, Polonia y Grecia ya están en la calle para expresar su descontento por una serie de cuestiones que afectan a su medio de vida. ¿Qué pasa en España?
Una de las principales causas de las protestas es el recorte de los subsidios agrícolas. Los agricultores dependen en gran medida de estos subsidios para mantener sus operaciones. Sin embargo, los recortes propuestos han dejado a muchos agricultores preocupados por su futuro.
Además, las políticas ambientales de la Unión Europea (UE) han sido objeto de críticas. Aunque estas políticas están diseñadas para proteger el medio ambiente, los agricultores argumentan que están poniendo en peligro su capacidad para ganarse la vida. Las regulaciones cada vez más estrictas han llevado a muchos agricultores a sentir que están trabajando sin ganarse la vida adecuadamente.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reconocido la necesidad de una «remuneración justa» para el sector agrícola. Sin embargo, los agricultores sostienen que las palabras deben ir acompañadas de acciones concretas.
En respuesta a las protestas, la UE está preparando un plan para que 27 expertos y representantes de todos los sectores discutan sobre la mejor forma de conciliar las necesidades de los agricultores con las necesidades futuras de los mercados. Se espera que tengan listas sus conclusiones en verano, después de las elecciones europeas de junio.
Protestas de agricultores
Las protestas de los agricultores en Europa son un recordatorio de las dificultades que enfrenta el sector agrícola, entre ellos los viticultores. A medida que la UE busca equilibrar las necesidades ambientales con las económicas, es probable que las tensiones continúen. Sin embargo, también es una oportunidad para que la UE demuestre su compromiso con un futuro sostenible y justo para todos sus ciudadanos.
Los agricultores franceses iniciaron pequeñas manifestaciones en la frontera durante el otoño para exigir el fin de las importaciones. Inspeccionaron vehículos que ingresaban desde España y saquearon varios camiones, incluyendo aquellos cargados con tomates y vino español, derramando su carga en el asfalto. Según la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA) que reivindica 212.000 participantes, y como informa el medio Newtral, el descontento radica en “la desconexión entre la retórica de los dirigentes políticos franceses y europeos y las decisiones que afectan a los agricultores”.
En Rumanía, los agricultores y transportistas no renuncian a sus reivindicaciones tras más de 14 días consecutivos de manifestaciones en el país. Los manifestantes se han declarado insatisfechos con las medidas anunciadas por el Gobierno rumano.
En Alemania, el sector rural fue de los primeros en reaccionar tras los anuncios de eliminación del subsidio al diésel y la introducción de un impuesto a los vehículos agrícolas, que hasta ahora estaban exentos. Hacia mediados de diciembre de 2023 surgían las primeras protestas en Schweinfurt, en el norte de la región de Baviera. Días después eran cientos los tractores en varias ciudades que portaban una improvisada bandera con el lema: “Wir haben die Schnauze voll” (“estamos hartos”).
Mientras, en Grecia los agricultores reclaman indemnizaciones del 100% por las pérdidas de cosechas debidas a catástrofes naturales y enfermedades, así como la construcción de infraestructuras para proteger la agricultura de los fenómenos meteorológicos extremos y la limpieza de desagües y pasos subterráneos de puentes para evitar futuras inundaciones.
Reacciones del sector
Según la Asociación Europea de Cooperativas (Copa and Cogeca), al sector agrícola le esperan muchos desafíos, ya sean los efectos del cambio climático, la competitividad de nuestras explotaciones, la necesidad de unos ingresos dignos, la reducción de la carga administrativa y la renovación generacional, todos los cuales se agudizarán en los próximos años. Por ello, exigen debates informados, basados en información actual, evidencia científica y experiencia. Este enfoque es crucial para lograr un resultado positivo y reconstruir la confianza entre las instituciones y los agricultores.
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