La relación entre el vino y la salud sigue siendo compleja y depende de factores y patrones de consumo.
El vino y la dieta mediterránea han estado vinculados durante siglos, pero recientes debates científicos han puesto en cuestión esta asociación. Un tema de discusión es si el vino debería ser eliminado de la dieta mediterránea, especialmente para los menores de 35 años. Investigaciones sugieren que la dieta mediterránea podría perder hasta un 23.5% de su efecto protector si se elimina el vino. Sin embargo, la relación entre el vino y la salud sigue siendo compleja y depende de factores como la edad y los patrones de consumo.
El consumo moderado de vino tinto representa uno de los componentes beneficiosos de la tradicional Dieta Mediterránea (Dieta Med). Muchos estudios epidemiológicos bien realizados han demostrado que el consumo ligero a moderado de bebidas alcohólicas se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV), así como de mortalidad por todas las causas.
El estudio PREDIMED es uno de los pocos ensayos controlados aleatorios sobre la Dieta Mediterránea. El estudio PREDIMED ha proporcionado hasta ahora la evidencia más sólida en la investigación de la nutrición clínica que respalda una inferencia causal entre la dieta y la enfermedad cardiovascular. Este ensayo aleatorizado demostró los beneficios de la Dieta Med en comparación con una dieta de control baja en grasas, mostrando una reducción del 30% en la ECV durante una intervención de 5 años.
La principal herramienta para evaluar la adherencia a la Dieta Med en el estudio PREDIMED fue un cuestionario de adherencia a la Dieta Med de 14 ítems, que también se ha utilizado y validado en muchos países diferentes. Uno de estos 14 ítems es el consumo diario de 1 vaso de vino. Se ha demostrado que el vino es el ítem más importante en esta puntuación de la dieta mediterránea. Por lo tanto, según la evidencia disponible, se puede concluir que el efecto protector de la Dieta Med contra la mortalidad total se reducirá entre un 12% y un 24% cuando se elimine el consumo de vino tinto.
Por otro lado, estudios de modelado como el Estudio de la Carga Global de Enfermedades 2016 (GBD) respaldaron que la opción más saludable sería abstenerse por completo de cualquier bebida alcohólica. Sin embargo, las conclusiones del estudio GBD cambiaron cuatro años después con la publicación del informe GBD 2020, donde los resultados mostraron beneficios de pequeñas cantidades de bebidas alcohólicas en adultos mayores de 40 años. Por lo tanto, los estudios GBD eventualmente reconocieron un «nivel seguro» de consumo de alcohol.
El autor de esta revisión explica que los estudios que respaldan la abstención pueden haber pasado por alto factores importantes como el patrón de consumo y el tabaquismo, que pueden distorsionar los efectos del alcohol en la salud. Si no se controla adecuadamente el tabaquismo, una sobreestimación defectuosa de los daños relacionados con el alcohol puede ser una suposición realista.
Además, los estudios GBD no evaluaron el patrón de consumo. El enfoque se centró solo en la cantidad absoluta de consumo de alcohol. Es muy probable que el patrón de consumo modifique los efectos del alcohol en la salud.
La dieta mediterránea es conocida por sus beneficios para la salud, incluyendo la prevención de enfermedades cardiovasculares. El vino, consumido con moderación, ha sido considerado parte de esta dieta debido a sus posibles efectos protectores, atribuidos a compuestos como los polifenoles. No obstante, el consumo excesivo de alcohol tiene riesgos para la salud, lo que ha llevado a algunos expertos a cuestionar su inclusión en la dieta.
El Consejo de Información del Vino (Wine Information Council) proporciona información detallada sobre el vino en el contexto de una dieta y estilo de vida equilibrados. Ofrece guías sobre el consumo moderado y patrones de consumo, así como aspectos generales de la salud relacionados con el vino y otras bebidas alcohólicas.
En conclusión, aunque el vino ha sido un componente tradicional de la dieta mediterránea, es esencial considerar el consumo responsable y las recomendaciones de los expertos en salud para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. La ciencia continúa explorando esta relación y es probable que el debate evolucione con nuevas investigaciones.
TE PUEDE INTERESAR: Qué dicen los estudios sobre el consumo de vino y el cáncer