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jueves 21, noviembre, 2024

La lluvia en plena vendimia amenaza la calidad de las uvas por recoger

El cielo se convierte en el mayor enemigo de los viticultores en plena vendimia.

Dice el refrán: «nunca llueve a gusto de todos», y qué cierto es. La lluvia es siempre bienvenida, y de hecho, los agricultores suelen ser los primeros en mirar al cielo y pedir lluvias en determinadas épocas del año para sacar adelante sus cosechas. Pero, ¿qué pasa cuando llega la lluvia en plena vendimia? Si la lluvia es moderada, podría resultar beneficiosa, pero si es excesiva, o peor aún, viene acompañada de granizo, la noticia no es tan bien recibida, ya que puede tener un impacto significativo en la calidad de la cosecha y, por ende, en el vino que se producirá.

Las precipitaciones pueden afectar directamente la calidad de las uvas, diluyendo sus azúcares y favoreciendo la aparición de enfermedades como la botrytis. En un momento tan crucial, los viticultores se enfrentan a una carrera contrarreloj para salvar la cosecha y evitar que el esfuerzo de todo el año se vea comprometido. En este artículo, exploraremos algunos de los aspectos y particularidades que trae la lluvia durante la vendimia, y cómo afecta tanto a la uva como al trabajo de bodegas, cooperativas y viticultores.

7 efectos de la lluvia en plena vendimia sobre el viñedo y uva

1. Dilución de los azúcares y compuestos aromáticos:

Las lluvias pueden hacer que las uvas absorban agua, lo que diluye los azúcares y los compuestos aromáticos en el fruto. Esto afecta la concentración de azúcar y su grado baumé, disminuyendo el nivel de madurez ideal que se necesita para producir vinos de calidad. Como resultado, el vino podría tener menor cuerpo y menos carácter.

2. Aumento de la acidez:

El exceso de agua puede alterar el equilibrio entre los ácidos y los azúcares en la uva, incrementando la acidez. Un desequilibrio en este aspecto afecta la frescura y la sensación en boca del vino final.

3. Riesgo de podredumbre y enfermedades:

Las lluvias prolongadas y la humedad son el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de enfermedades fúngicas en la vid, como la botrytis (podredumbre gris), que puede arruinar las uvas al hacer que estas se pudran.

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4. Problemas de recolección:

Si las lluvias son intensas, las condiciones del campo se vuelven más difíciles, lo que complica la recolección manual o mecánica de las uvas. Los suelos embarrados hacen más lento y menos eficiente el proceso, y existe el riesgo de que las uvas se dañen más fácilmente.

5. Impacto en la planificación de la vendimia:

Los viticultores suelen planificar la vendimia en el punto exacto de maduración de la uva. Sin embargo, las lluvias imprevistas pueden obligarles a adelantar o retrasar la cosecha, lo que afectaría el perfil de madurez y acidez de las uvas.

6. Pérdida de rendimiento:

Además de afectar la calidad de las uvas, las lluvias pueden reducir la cantidad cosechada, ya que algunas uvas pueden dañarse o perderse debido a la exposición prolongada a la humedad.

7. Impacto en la fermentación:

Si las uvas han absorbido agua, los niveles de azúcar serán más bajos, lo que puede dar como resultado un mosto con menos potencial alcohólico tras la fermentación. Esto puede producir vinos con menor grado alcohólico y una estructura diferente a la esperada.

En definitiva, las lluvias en plena vendimia pueden convertirse en un factor determinante para el éxito o fracaso de la cosecha. Mientras los viticultores miran al cielo con preocupación, lo único claro es que la naturaleza sigue marcando los tiempos.

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