La disputa por el precio de la uva sigue un año más (y seguirá). Al inicio de la nueva campaña los agricultores esperan la decisión de los distribuidores para el precio de la uva. Este precio marca su beneficio y trabajo de un duro año con más o menos altibajos. El trabajo de un agricultor es duro, sacrificado y no siempre reconocido como se debería. Vemos los ejemplos no sólo en la viticultura, también en los ganaderos con la leche, la aceituna, los ajos, las naranjas y un largo etcétera.
Este año en Castilla La Mancha la polémica continúa. La tradición la suele marcar Valdepeñas, Ciudad Real, núcleo histórico de vinos y viñedos altamente reconocidos. Los últimos años la DO Valdepeñas no está pasando por su mejor momento, solo tenemos que mirar un año atrás. Manifestaciones contra la gestión del consejo regulador y su vinculación más con el gran distribuidor que con el pequeño agricultor.
Recientemente semanas atrás hemos visto como franceses han vertido vino español en la «frontera» y aparentemente nada se ha hecho desde los diferentes organismos españoles. Salvo comunicados como el de ASAJA que pedía medidas contundentes.
Ahora un medio especializado francés se hace eco de los precios de la uva en Castilla la Mancha y lo mejor peor son los comentarios de la gente en facebook y foros hacia los españoles.
¿Cuál es la solución a todo esto? Debemos cambiar de mentalidad, uva-kilos-precios-calidad-granel-exportar-venta interior son términos que debemos asociar y tratar de entender de forma separada y conjunta. No es fácil, no se hará de un día para otro, pero no podemos seguir así.
Diferentes asociaciones de agricultores se reivindican ante el despropósito del precio de la uva. Algunos llegan a decir que denunciarán por vender a pérdidas. ASAJA ha exigido a las administraciones que analicen la trazabilidad de los vinos embotellados que se venden por debajo de un euro en España. Se sospecha de que se pudieran estar vendiendo por debajo de costes de producción o con posible fraude para los consumidores.
Veremos como queda todo. Mientras la vendimia ya está en marcha. de una forma u otra la uva hay que vendimiar (o no), es el trabajo del agricultor que tiene que comer, no sólo él, también su familia.
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