La Inteligencia Artificial supera a los catadores, pero con matices.
Estamos rodeados de inteligencia artificial y, sin entrar a valorar si es para bien o para mal, parece que ha llegado para quedarse. En el mundo del vino, también empieza a hacerse notar y a dar de qué hablar. Según informa el medio francés La Revue du vin de France, Deep Red, una tecnología desarrollada por la empresa lionesa M&Wine, se enfrentó a once expertos catadores de vino en un desafío paralelo al campeonato francés de cata a ciegas. La prueba consistía en identificar el país de producción, la región y la variedad de uva de doce vinos seleccionados por un notario, designado por la propia empresa.
De los doce vinos, Deep Red identificó correctamente en todos los casos el país de producción, mientras que los catadores obtuvieron una media de seis aciertos. En cuanto a la región y la variedad de uva, la IA acertó en diez de los doce casos, mientras que los catadores lograron una media de tres respuestas correctas en estos dos parámetros.
«Si el objetivo de esta experiencia era demostrar que Deep Red ha asimilado bien los datos de su base y sabe devolverlos con precisión, entonces es un éxito», reconoce Philippe de Cantenac, organizador del campeonato de Francia de degustación. «Pero hay que recordar que esta degustación se realizó bajo las condiciones impuestas por Deep Red, con vinos seleccionados por un notario contratado por M&Wine. Eran vinos monovarietales, no de gran calidad y de añadas recientes, ya que Deep Red sólo puede analizar vinos producidos a partir de 2020«, aclara.
La IA en una cata de vinos: una base de datos por mejorar
Como toda tecnología, Deep Red tiene sus limitaciones. El sistema puede identificar vinos que ya están en su base de datos—que actualmente cuenta con 35.000 referencias—, pero tendrá muchas más dificultades para reconocer un vino que no figura en ella. De hecho, falló al identificar un vino de la región de Jura, sin detectar que se trataba de la variedad Poulsard… simplemente porque esta uva, aunque característica de la región, está poco representada en la base de datos.
Los errores detectados se deben principalmente a que la base de datos aún se encuentra en proceso de expansión, según M&Wine, que prevé incorporar nuevas referencias en los próximos meses, incluyendo vinos de cosechas más antiguas. La empresa destaca que, si bien la inteligencia artificial ofrece predicciones precisas, no es infalible, ya que solo puede analizar la información previamente aprendida. En este sentido, el cofundador de M&Wine, Théodore Tillement, subraya la importancia de que bodegas, cooperativas y productores contribuyan al desarrollo de la base de datos permitiendo el análisis del perfil mineral de sus vinos.
A pesar de estas limitaciones de la IA en la cata de vino, la start-up con sede en Lyon valora positivamente los resultados obtenidos. Su proyecto Deep Red, concebido como un desafío para los profesionales del sector, busca demostrar que los minerales presentes en los vinos contienen información valiosa que la inteligencia artificial es capaz de interpretar.
«Como catadores, nuestro objetivo no es el mismo. Buscamos el placer en el vino, su tipicidad, su evolución, su progresión… La inteligencia artificial, en cambio, solo devuelve datos objetivos que ha aprendido, pero nunca podrá juzgar un vino ni analizarlo desde un punto de vista sensorial», añade Philippe de Cantenac.
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