Investigadores de la UPCT pretenden compatibilizar la producción energética y la agrícola ante la situación climática.
Los avances tecnológicos en viticultura están ofreciendo nuevas herramientas a los viticultores, permitiéndoles optimizar la producción y hacer frente a los desafíos del cambio climático. Un ejemplo destacado de estas innovaciones es el proyecto SOLARCAP (‘Visera solar’), desarrollado por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), que integra la producción energética, la agrícola y la protección climática.
Este doble beneficio, mayor producción energética-protección climática, se consigue con estructuras motorizadas dinámicas (viseras solares), mediante las cuáles el viticultor puede controlar el porcentaje de sombra sobre el cultivo en función de las condiciones ambientales.
La inclinación de los paneles permite aumentar el rendimiento energético, a la vez que la adaptación a las condiciones climáticas correspondientes. Por otro lado, la sombra generada sobre el suelo permite reducir el consumo de agua necesario para el cultivo. Esta solución permite, además, realizar las tareas agrícolas pertinentes mediante el repliegue de los paneles a su posición vertical.
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El proyecto SOLARCAP
El proyecto SOLARCAP, liderado por el profesor Javier Padilla y respaldado por la Fundación Séneca a través de la convocatoria del Programa regional de Transferencia de Conocimientos de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, se centra en el desarrollo de estructuras agrovoltaicas dinámicas diseñadas para la adaptación climática en viñedos. Con este enfoque, se busca crear un modelo sostenible que beneficie tanto la producción agrícola como la generación de energía. Al mismo tiempo se mitigan los efectos del cambio climático.
“Este proyecto pone en armonía el uso del suelo para producción agrícola y la energía fotovoltaica, adecuándose a unas condiciones climáticas que cada vez son más severas y dificultan la sostenibilidad de la producción agrícola”, dijo el consejero Juan María Vázquez.
Los investigadores han desarrollado con éxito la integración de estructuras agrovoltaicas en un cultivo concreto como es el viñedo en espaldera. Se ha identificado este cultivo como especialmente adecuado para desarrollar este concepto al contar ya con estructuras metálicas iniciales para guiar las cepas durante su desarrollo. De este modo, los paneles fotovoltaicos pueden integrarse verticalmente por encima de la cepa sin generar efectos adversos (sombra) entre calles adyacentes.
“En este proyecto, se pretende dar un salto cualitativo en la utilidad de estas estructuras, no sólo aumentando la capacidad de generación de energía, sino permitiendo que los paneles fotovoltaicos puedan proteger al cultivo frente a condiciones meteorológicas adversas (especialmente la alta irradiación solar que se viene registrando en los últimos años, y ante la previsión de que sea cada vez más intensa)”, argumentó Juan María Vázquez.
El objetivo último es, por tanto, el doble uso del suelo (agrícola-energético), donde la producción energética no sólo sea respetuosa con las producciones agrícolas existentes, sino que sea capaz de proporcionar una mejor adaptabilidad a las condiciones climáticas, permitiendo así un beneficio mutuo entre ambos usos.
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