Todo lo que debes saber sobre esta enfermedad causada por Xylella fastidiosa, una de las mayores amenazas emergentes para los cultivos mediterráneos.
La enfermedad de Pierce representa una de las mayores amenazas emergentes para la viticultura global. Provocada por la bacteria Xylella fastidiosa, ya ha causado pérdidas millonarias en regiones como California o el sur de Italia. En este artículo te explicamos qué es, cómo se transmite y qué medidas se están aplicando en Europa para contenerla.
Qué es la enfermedad de Pierce
La enfermedad de Pierce, provocada por la bacteria Xylella fastidiosa, afecta gravemente a la vid y otras plantas al bloquear su sistema vascular. Este colapso interno impide el transporte de agua y nutrientes, lo que deriva en síntomas como la marchitez, la decoloración de las hojas y, finalmente, la muerte de la planta en un periodo de dos a cinco años. La bacteria se transmite mediante insectos vectores que se alimentan de la savia, lo que facilita su rápida propagación y genera importantes pérdidas económicas en los cultivos afectados.
Considerada como una de las bacterias más destructivas para la agricultura a nivel mundial, Xylella fastidiosa afecta a múltiples cultivos, como cítricos, almendros u olivos.
Síntomas de la enfermedad de Pierce
Los síntomas de la enfermedad de Pierce varían según la especie afectada, pero en general están asociados al estrés hídrico: decaimiento general, y en casos más graves, seca de hojas y ramas, hasta la muerte de la planta.
En la viña, los síntomas incluyen clorosis y necrosis de las hojas, con el tejido entre los nervios volviéndose marrón y seco. Las hojas pueden mostrar un arrugamiento hacia arriba o hacia abajo, con deformaciones evidentes que afectan su superficie. Además, se puede observar una reducción en el crecimiento de la planta, con brotes más cortos y menos vigorosos, y una disminución significativa en la producción de uva, con frutos que se desarrollan de manera incompleta o no se forman del todo. En casos graves, las ramas empiezan a marchitarse, afectando las partes superiores de la planta, y las hojas se desprenden prematuramente, dejando la viña sin follaje antes del final de la temporada. Estos síntomas pueden confundirse con el estrés hídrico u otras enfermedades.
En el almendro, los síntomas incluyen el quemado de hojas y brotes, marchitez general del árbol, y una reducción en la producción de almendras, con los frutos quedándose al árbol. Estos síntomas se pueden confundir con el estrés hídrico causado por la sequía.
En el olivo, los síntomas observados son marchitez y decaimiento general (relacionados con el estrés hídrico), seca de hojas que empieza por el margen apical y de ramas, acompañada de defoliación, llegando incluso a la muerte del árbol. Las hojas se pueden ver zonas secas y marrones con distribución irregular, con el abrillantamiento hacia lo inverso. En otros casos, la seca solo se encuentra al extremo apical de la hoja. También se ha observado clorosis acentuada del nervio central de las hojas, unida a la seca o necrosis del ápice.



Medidas de control para la enfermedad de Pierce
Para frenar la expansión de la enfermedad de Pierce, provocada por la bacteria Xylella fastidiosa, los Estados miembros de la Unión Europea están obligados a establecer zonas demarcadas tan pronto como se confirme oficialmente un brote. Estas zonas se dividen en dos: una zona infectada, donde se ha detectado la bacteria, y una zona tampón de vigilancia intensiva.
La zona infectada debe tener un radio mínimo de 50 metros en torno a la planta afectada, y una anchura de al menos 2,5 kilómetros si el objetivo es la erradicación, o de 5 kilómetros si se opta por contener la bacteria en zonas donde ya no es viable eliminarla por completo —como ocurre en regiones como Apulia (Italia), Córcega o Baleares.
Dentro de estas áreas, las medidas de erradicación son estrictas: se eliminan todas las plantas infectadas o sospechosas, así como aquellas de especies conocidas por ser hospedadoras, incluso si no muestran síntomas. En algunos casos, como con árboles de valor histórico, se permite su conservación bajo vigilancia intensiva y tratamientos específicos contra los insectos vectores.
Las zonas demarcadas pueden levantarse sólo si durante cuatro años consecutivos no se detecta la presencia de la bacteria, tras prospecciones oficiales. En la zona tampón de 2,5 km, se requiere un control riguroso mediante muestreo y análisis sistemático de las especies vegetales más vulnerables.
Enfermedad de Pierce en España
En junio de 2015 se aprobó el Plan de Contingencia Español, cuyo principal objetivo es evitar la introducción y la propagación de la bacteria en nuestro país. Incluye un Protocolo Nacional de Prospecciones para la detección precoz, y un Programa de Erradicación que recoge las medidas que deben adoptarse en caso de detectar brotes. Desde 2016 se ha detectado la Xylella fastidiosa en zonas de Baleares, Alicante, Madrid, Andalucía y Extremadura. No obstante, según fuentes oficiales del Ministerio de Agricultura, los brotes de Madrid y de Almería ya han sido erradicados.
Islas Baleares
Las Islas Baleares está siendo la región más afectada por la Xylella fastidiosa. Y es que en las Islas Baleares se habían detectado a fecha de julio de 2024 un total 1.823 casos positivos entre 22.261 muestras tomadas. Actualmente está presente en todas las islas excepto en Formentera, con 3 subespecies de la bacteria (multiplex, fastidiosa y pauca).
Extremadura
En mayo de 2024 se establecieron dos zonas de riesgo en las áreas de Extremadura cercanas a 2 zonas demarcadas de Portugal, y se comenzó la implementación de un programa de vigilancia específico. Se estableció una zona demarcada formada por una zona infectada de 50 metros alrededor de cada positivo y una zona tampón de 2,5 km de ancho desde cada zona infectada. En la zona demarcada se realizará un programa de erradicación en el que se adoptarán las medidas recogidas en el capítulo IV del Reglamento de Ejecución 2020/2021.
Alicante
La primera detección de Xylella fastidiosa en Comunidad Valenciana, sobre 12 almendros de una parcela de El Castell de Guadalest (Alicante), se notificó en junio de 2017. Desde ese momento se intensificaron las prospecciones en la zona y como resultado de ello se han ido comunicando diversas actualizaciones del brote inicial, lo que ha supuesto una redefinición de la zona demarcada cuando ha sido necesario. En la actualidad la zona demarcada engloba municipios de las provincias de Alicante y Valencia, y abarca más de 140.000 ha. Si bien se han detectado casos positivos en más de 15 especies vegetales distintas, afecta particularmente al almendro, con cerca de 5.000 positivos (90% de los casos).
Conclusiones
La expansión de Xylella fastidiosa y su impacto en cultivos clave como la vid, el almendro o el olivo exige una vigilancia constante. Las zonas afectadas en España muestran que la detección temprana y la actuación rápida son claves para contener esta bacteria que sigue siendo una amenaza latente para la agricultura mediterránea.
Un estudio internacional publicado en 2025 acaba de revelar que el riesgo de propagación de la enfermedad de Pierce, causada por la mencionada bacteria Xylella fastidiosa, es mucho mayor de lo estimado hasta ahora. La investigación, publicada en la revista científica de referencia Nature, concluye que el uso de datos climáticos de alta resolución en modelos epidemiológicos es esencial para predecir con mayor precisión la expansión de plagas y enfermedades en cultivos agrícolas, especialmente en el viñedo.
El mensaje final del estudio es contundente: la amenaza de la enfermedad de Pierce es más alta, más extendida y más rápida de lo previsto. Esto obliga a replantear las estrategias de prevención y vigilancia a todos los niveles. En regiones con relieve complejo y microclimas marcados, como zonas vitivinícolas del sur de Europa, es urgente reforzar los controles y adaptar los modelos predictivos si se quiere evitar un brote epidémico a corto plazo.
Fuentes: Ministerio de Agricultura, Servicio de Agricultura del Gobierno de Baleares.
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