Un vino «inspirado por un cielo despejado y lleno de estrellas”.
En esta ocasión, en nuestra sección “El vino de la semana”, viajamos hasta Valdepeñas para descubrir un clásico con nombre propio: Viña Albali Gran Reserva. Y es que la historia de este vino tiene mucho de inspiración. Fue Félix Solís quien decidió bautizarlo con el nombre de una estrella de la constelación de Acuario: Albali. Su objetivo era crear un vino que reflejara el placer y el estilo de vida optimista de los españoles.
El Viña Albali Gran Reserva se elabora con uvas tempranillo procedentes de los viñedos familiares de Félix Solís. Tras la vendimia, el vino pasa un largo periodo de crianza en la quietud de su sala de barricas, donde el tiempo y la madera hacen su trabajo paciente, dando lugar a un tinto elegante, maduro y lleno de matices.
A lo largo de los años, este vino ha cosechado reconocimiento en algunos de los certámenes más prestigiosos del mundo. En 2025, su añada 2018 ha brillado con fuerza: Gran Oro en Vinespaña 2025; Oro y Best of Show Valdepeñas en Mundus Vini 2025; Oro en el Berliner Wine Trophy 2025 y Oro en los Premios Bacchus 2025, otros otros.
Y es que su origen también tiene historia. Valdepeñas, cuyo nombre significa literalmente “valle de las piedras” (Val-de-peñas), toma el suyo de la ciudad que reposa sobre el valle del río Jabalón. Una tierra de sol, piedra y vino.
Viña Albali Gran Reserva: la cata
A la vista, el vino tinto Viña Albali Gran Reserva presenta un profundo color rubí con reflejos ligeramente anaranjados, signo de su cuidada crianza. Su aspecto limpio y brillante anticipa lo que viene, un vino con carácter, pero también con elegancia.
En nariz, es complejo y seductor. Aparecen primero las frutas rojas maduras, seguidas de sutiles notas de cuero, pimienta verde y especias dulces. Con algo de aire, el vino gana profundidad y deja entrever esos matices tostados tan propios del roble bien trabajado.
En boca resulta equilibrado y expresivo. Su paso es redondo, con taninos pulidos que aportan estructura sin restar suavidad. Hay armonía entre la fruta, la madera y una acidez que mantiene el vino vivo, invitando a seguir bebiendo.
Un vino de Félix Solís versátil que marida de maravilla con carnes rojas, guisos tradicionales y quesos curados manchegos, donde se luce con todo su potencial.