Qué es la excoriosis de la vid y cómo prevenir esta enfermedad silenciosa.
La excoriosis es una de las enfermedades fúngicas más comunes, y a menudo subestimadas, que afectan a los viñedos en Europa. Causada por el hongo Phomopsis viticola, esta afección ataca principalmente a los sarmientos, brotes y hojas jóvenes de la vid, debilitando la planta y reduciendo considerablemente su productividad si no se trata a tiempo.
Aunque su impacto puede parecer menor en comparación con otras amenazas como el oídio o el mildiu, la excoriosis actúa de forma silenciosa y progresiva, provocando daños estructurales en la planta que comprometen futuras cosechas. La buena noticia es que, con una detección temprana y medidas preventivas adecuadas, puede mantenerse bajo control.
¿Cómo identificar la excoriosis en el viñedo?
Los primeros síntomas suelen aparecer en primavera, justo cuando los brotes jóvenes comienzan a desarrollarse. Uno de los signos más característicos es la aparición de pequeñas manchas necróticas de color oscuro, acompañadas de puntos negros (picnidios del hongo) sobre los entrenudos de los sarmientos. Con el tiempo, estas lesiones pueden evolucionar hacia grietas longitudinales que provocan el agrietamiento de la corteza.
En las hojas también pueden observarse manchas cloróticas y pequeñas necrosis marginales. Sin embargo, el daño más preocupante ocurre en los brotes tiernos, que pueden debilitarse hasta romperse con el viento o bajo su propio peso.
Condiciones que favorecen su aparición
La excoriosis prospera en climas templados con primaveras húmedas y temperaturas suaves. La lluvia y la humedad persistente durante el periodo de brotación son los principales aliados de esta enfermedad. De ahí que su aparición sea más frecuente en zonas donde las condiciones meteorológicas favorecen la proliferación de hongos.
Además, la enfermedad puede perpetuarse año tras año si no se eliminan los restos de madera infectada tras la poda. Los picnidios del hongo liberan esporas que se dispersan por salpicaduras de agua, reinfectando nuevas partes de la planta y extendiéndose por toda la parcela.
Desde Viveros Villanueva Vides han lanzado una advertencia a través de sus redes sociales sobre un factor de riesgo cada vez más común: el uso de protectores cerrados en las plantas jóvenes. “De nuevo asociados al peligroso microclima interior, estos accesorios pueden provocar la desecación de los brotes y favorecer la aparición de enfermedades fúngicas como la excoriosis”, explican. Su recomendación es clara: retirar cuanto antes estos elementos para mejorar la aireación en la base de las cepas. Según la empresa, los daños pueden ser irreversibles, afectando incluso a brotes que parecen sanos a simple vista pero que se debilitan de forma drástica en pocos días.
Estrategias de prevención y control de la excoriosis de la vid
La clave para controlar la excoriosis está en la prevención. Estas son algunas prácticas recomendadas para reducir el riesgo de infección:
- Poda sanitaria: eliminar y quemar los sarmientos infectados tras la cosecha. Es fundamental evitar dejar restos de poda en el suelo.
- Selección de material vegetal sano: utilizar estacas y plantas certificadas libres de enfermedades.
- Tratamientos preventivos: aplicar fungicidas específicos (a base de mancozeb, metiram o cobre) justo antes del desborre y repetir según las condiciones meteorológicas.
- Mejora de la aireación: una poda equilibrada y el manejo adecuado de la vegetación favorecen la circulación del aire y reducen la humedad, dificultando el desarrollo del hongo.
- Control del riego: evitar el exceso de humedad en primavera, especialmente en cultivos con riego por aspersión.
¿Qué variedades son más sensibles?
No todas las variedades de vid presentan el mismo grado de susceptibilidad a la excoriosis. En general, las cepas de crecimiento vigoroso y madera más tierna, como la Garnacha o algunas clones de Tempranillo, son más vulnerables a la enfermedad. Por ello, el monitoreo constante y la adaptación de las labores culturales a las particularidades de cada variedad resultan esenciales.
Una amenaza controlable, pero persistente
A diferencia de otras enfermedades fúngicas del viñedo más agresivas, la excoriosis no suele provocar pérdidas catastróficas de un año para otro. Sin embargo, su persistencia a lo largo de varias campañas puede debilitar de forma progresiva la estructura de la planta y reducir significativamente la calidad y cantidad de la uva cosechada.
El conocimiento, saber qué es la excoriosis de la vid, y la observación son las mejores herramientas para combatirla. Detectarla a tiempo y aplicar un protocolo de prevención adecuado puede marcar la diferencia entre un viñedo sano y otro condenado a perder vigor y productividad año tras año.
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