Nature publica un extenso artículo sobre el impacto del cambio climático en la producción de vino.
Más allá de analizar a qué se debe el cambio climático, en este artículo vamos a desgranar parte del estudio presentado por la prestigiosa revista científica Nature, en el que valoran cómo la producción de vino se está viendo afectada por dicho cambio climático. Según el estudio, las uvas son el tercer cultivo hortícola más valioso del mundo, después de las patatas y los tomates. La producción global en 2020 fue de 80 millones de toneladas de uvas, cosechadas de un total de 7.4 millones de hectáreas repartidas por todo el mundo. Del total de uvas producidas, el 49% se transformó en vino y licores, mientras que el 43% se consumió como uvas frescas y el 8% como pasas.
El impacto del cambio climático en la viticultura no sólo amenaza a las regiones ya establecidas, sino que también está remodelando el mapa mundial de la producción de vino. A medida que se estudian las futuras amenazas para las regiones tradicionalmente conocidas, surge un nuevo interrogante sobre el potencial de expansión hacia territorios que históricamente no han sido considerados como adecuados para el cultivo de la vid.
Según las proyecciones, el cambio climático hará que áreas antes inhóspitas para la viticultura se vuelvan aptas para el cultivo de la vid, principalmente en latitudes y altitudes más altas. Por ejemplo, se estima que en regiones del norte de Europa y América del Norte, el área apta para la viticultura podría aumentar en más del doble, superando las pérdidas en áreas ya establecidas. Un estudio mostró que el área de viñedos en el Reino Unido se ha expandido aproximadamente un 400% entre 2004 y 2021, lo que ilustra esta tendencia de expansión.
Sin embargo, esta expansión no está exenta de consecuencias ambientales. La conversión de tierras agrícolas existentes y la transformación de hábitats naturales para dar paso a nuevos viñedos plantean desafíos importantes para la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, durante un período de 5 años, desde 2007 hasta 2012, un estudio en la región del Prosecco en Italia demostró que la conversión de tierras de cultivo existentes representó aproximadamente el 65% de la nueva expansión, mientras que el 35% restante se plantó en pastizales y bosques convertidos.
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Situación en Europa
Europa lidera la producción global de vino premium, con España, Francia, Italia y Alemania aportando la mitad del total. El cambio climático, sin embargo, amenaza con desplazar las zonas vitivinícolas hacia latitudes y altitudes mayores. Aunque un calentamiento menor a 2°C permitiría mantener la viabilidad de las regiones tradicionales con adaptaciones adecuadas, el sur de Europa enfrenta un riesgo creciente de sequía. Las temperaturas más altas y la disminución de lluvias podrían reducir la calidad y cantidad del vino, y un calentamiento más intenso podría hacer que muchas áreas mediterráneas sean inadecuadas para la viticultura. Se estima que hasta el 90% de las regiones vinícolas bajas y costeras de España, Italia y Grecia corren el riesgo de desaparecer al final del siglo.
Por otro lado, las regiones atlánticas de la península ibérica y Francia, así como las del Mar Negro occidental, se enfrentan a menores riesgos. Con un calentamiento global moderado, técnicas avanzadas de viticultura podrían preservar la calidad del vino. Mientras tanto, regiones como Galicia y los Balcanes del norte podrían beneficiarse del aumento de temperaturas. A pesar de que se prevé una disminución del 20 al 70% en la superficie apta para la viticultura tradicional para finales de siglo, dependiendo del nivel de calentamiento, también se espera una expansión hacia el norte, con un potencial aumento neto de hasta un 60% en áreas aptas para el cultivo de la vid en Europa. Sin embargo, esta expansión es teórica y no considera factores como la calidad del suelo o el uso previo de la tierra.
En resumen, si bien el cambio climático presenta oportunidades económicas para la expansión de las regiones vitivinícolas, también plantea desafíos significativos para la conservación del medio ambiente y la biodiversidad. Es esencial que se monitoreen de cerca estos cambios y tomen medidas para garantizar un desarrollo sostenible que equilibre el crecimiento económico con la protección del medio ambiente.
Una noticia y estudio de Nature.
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