El boletín fitosanitario informa sobre estrategias de control para plagas en el viñedo.
El Boletín Fitosanitario de Avisos e Informaciones y Hojas Informativas, publicación elaborada por la Estación Regional de Avisos Agrícolas (ERAA) y perteneciente al Servicio de Agricultura de la Consejería, ha publicado un aviso con objetivo informar a los agricultores de las distintas plagas y enfermedades que pueden afectar a los principales cultivos de la región que, en lo que afecta al viñedo, se trata de la polilla del racimo y el oídio.
Según el comunicado, en las dos últimas semanas se ha iniciado el vuelo de la primera generación de la conocida como polilla del racimo en algunos puntos de la región. Aunque generalmente no es necesario el tratamiento en esta primera generación a no ser que las parcelas tengan antecedentes graves de daños por este lepidóptero en las últimas campañas, se recomienda estar pendiente en las parcelas para, en caso necesario, determinar el momento adecuado de tratamiento y poder controlar esta plaga, seguir la evolución del vuelo de adultos de cada generación, así como ver la evolución de las puestas y la eclosión de los huevos.
La aparición de la polilla del racimo de la vid, también conocida como Lobesia botrana, se debe a la combinación de varios factores. La polilla del racimo se desarrolla de forma óptima con temperaturas superiores a 20ºC y cuando la humedad relativa está comprendida entre el 40% y 70%. La supervivencia del huevo se limita cuando las temperaturas oscilan entre 12ºC y 14 °C, o superiores a los 30 °C.
En cuanto a la aparición de oídio, el boletín de avisos recuerda que es una enfermedad endémica de Castilla-La Mancha, siendo el periodo comprendido entre el inicio de la floración y el cerramiento del racimo el más sensible, por lo que recomiendan vigilar y mantener protegida, si existe riesgo, la plantación durante este tiempo.
Este hongo pasa el invierno en las yemas y también en los sarmientos, hojas y corteza. La temperatura, humedad e iluminación son condicionantes para su desarrollo. Para los expertos, la estrategia para su control se basa en la prevención.
Y es que el oídio puede atacar todos los órganos verdes de la vid, en racimos se paraliza el crecimiento del hollejo haciendo que los granos se rajen y estas heridas sean vía de entrada para otras enfermedades fungidas del viñedo que pueden provocar podredumbres e incidir en la calidad de la cosecha. En Castilla-La Mancha hay variedades de uva muy sensibles a esta enfermedad como cencibel o tempranillo, cabernet sauvignon, garnacha, merlot, macabeo o chardonnay, entre otras.
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