¿Por qué hay rosales en los viñedos?
Hoy en día, con el auge del enoturismo, muchas personas que visitan bodegas y viñedos se preguntan por qué hay rosales en los viñedos. ¿Qué sentido tienen?
Aunque los rosales son comúnmente asociados con plantas decorativas, en los viñedos tienen una función muy importante que va más allá de lo estético. A pesar de que ciertamente añaden un toque curioso y fotogénico al paisaje, su presencia tiene un propósito práctico fundamental en el cultivo de la vid.
Las vides son plantas sensibles al ataque de los diferentes hongos que se pueden reflejar en varias enfermedades de la vid. Uno de estos hongos provoca la enfermedad del Oídio, enfermedad difícil de controlar y erradicar si no se detecta a tiempo, por lo que aquí es dónde entra en juego el papel del rosal.
Y es que el origen de plantar rosales en los viñedos se remonta a tiempos antiguos, cuando los viticultores descubrieron que los rosales actuaban como plantas centinelas. Los rosales son susceptibles a las mismas enfermedades y plagas que las vides, como el oídio y el mildiu, pero suelen mostrar signos de infestación antes que las vides. Al observar el estado de los rosales, los viticultores podían anticipar y prevenir problemas en las vides, lo que les permitía tomar medidas a tiempo para proteger sus cultivos. Esta práctica tradicional, además de ser útil, añade un toque de belleza a los viñedos.
El Oídio
El Oídio es un hongo muy temido en el viñedo y difícil de erradicar. Se detectó por primera vez en Inglaterra y entró en Europa propagándose tan rápido que en unos dos años gran parte de las regiones vitivinícolas perdieron sus cepas. Esta época gira alrededor de 1830-1850 cuando monjes de Borgoña (Francia), que cultivaban el viñedo y jardines cerca de sus monasterios, comenzaron a investigar y probar primero en rosales ya que detectaron que a ellos les afectaba antes que al viñedo este hongo.
¿Te imaginabas que esa era la función de los rosales en el viñedo?
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